​Si, es más que evidente que el título levantará algunas cejas y llenará a muchos de dudas. Sin embargo, vale la pena hablar de una tendencia que ocurrió a finales de los años sesenta y que muestra como las grandes tabacaleras siempre han buscado, y es engañar para vender el veneno que en realidad es cada cigarrillo que va en un paquete (y si alguien encuentra esto perturbador no olviden que los cigarrillos contienen cianuro, un poderoso veneno), aprovechando las, vamos a decirlo así, debilidades del grupo objetivo al que buscan llegar, en este caso, las mujeres. Y si se preguntan que tiene que ver esto con la actualidad, al final se los diremos. Por ahora sigamos adelante con nuestro tema.

​A mediados de los años sesenta se dio un fenómeno muy fuerte que afectó gravemente los intereses de las tabacaleras en todo el mundo: se publicó el primer estudio formal que demostraba que el fumar causaba daños gravísimos al consumidor. Si, por primera vez en la historia el mundo era enterado, de boca de médicos y científicos de lo nefasto que era el consumo de cigarrillos, algo que nunca antes de había dicho y es que, vale mencionar, durante muchos años jamás se asoció el fumar con muchos decesos provocados por cánceres en las vías respiratorias superiores e interiores. Para más el año fue 1964 y al ser publicado este informe las tabacaleras vieron con horror como sus ventas cayeron de forma estrepitosa porque, como debía ser, el público se dio cuenta del peligro al que se exponíanal no dejar de fumar si es que ya lo hacían o al siquiera pensar en hacerlo.

DEJAR DE FUMAR ES LA ÚNICA OPCIÓN SALUDABLE

​¿Qué sucedió entonces? Las tabacaleras estaban desesperadas por recuperar la descomunal cantidad de clientes perdidos y buscaron soluciones, y la solución llegó enfocando sus campañas hacia un grupo objetivo que no habían contemplado con anterioridad: las mujeres. Y que mejor forma de hacerlo que apuntando a un tema que siempre está en la mente de toda mujer: el control de su peso corporal. Si, seguramente estará usted pensando que la idea fue salir deliberadamente a decir que fumar ayudaba a bajar de peso. No. Evidentemente no. En estos casos las cosas tienen que ser mucho, pero mucho mas sutiles para lograr el efecto buscado. En este caso lo que se buscó fue cambiar el color de los empaques y los cigarrillos a colores pastel femeninos (rosa, verde, etc.) y hacerlos más delgados. Si, aunque hoy por hoy sea difícil de creer, la estrategia era esa, la razón es simple, no son las palabras las que mandan el mensaje, son las imágenes, las formas y los colores.

De esta manera obtuvieron, tristemente, una recuperación de consumidores, mientras los hombres, consumidores por excelencia, disminuyeron, las mujeres consumidoras crecieron. Si, así es la forma en que las tabacaleras trabajan. Al inicio mencionamos que hay una relación entre esto y algo que ocurre hoy día, claro, nos referimos a otro tema que tratamos en este blog: el vaping. Así como en la segunda década de los sesentas se vendió el cigarrillo como una supuesta forma para bajar de peso o tener el peso ideal, hoy por hoy se vende el vaping como una forma de no tener que dejar de fumar y poder hacerlo pero de una “forma sana”, claro, la mas grande mentira jamás contada. No, la única vida sana es aquella libre del cigarro en todas sus formas, así de sencillo. Y si hoy por hoy se consume, también existe un método para poder dejarlo de una vez y para siempre y disfrutar de una vida de libertad al lado de los que amas.