¿Eres el ejemplo que quieres ser para tus hijos?
Lo primero que debes explicar a tus hijos es que nadie decide convertirse en fumador, sino que experimentas con los primeros cigarros, que saben horrible, y te convences de que podrás dejar de fumar cuando quieras; además, estás acompañado de otros fumadores o lo haces en ocasiones sociales.
También debes asegurarte de tener cuidado con la publicidad y programas que siguen tus hijos, ya que a cada instante son bombardeados con imágenes de personas exitosas que tienen algo en común: disfrutan fumar. Tú sabes que eso es mentira, que un cigarro no da fama, dinero ni poder, pero los niños y adolescentes no siempre saben distinguir la realidad de la ficción.
“Papá, mamá, ¿siempre llevas cigarros contigo?”
Seguramente, esta es una de las preguntas más difíciles que has tenido que responder a tus hijos. Es lógico que la hagan si cada día te miran sacar la cajetilla de tu bolsa. ¿Por qué? Nos aseguramos de traerlos siempre con nosotros, pues creemos que las comidas y las ocasiones especiales son mejores con ellos, además de que creemos firmemente que nos ayuda a manejar el estrés. Esto no es cierto y nos toma mucho tiempo darnos cuenta de que estamos enganchados con la nicotina.
Ahora bien, ¿has analizado si tus hijos esperan a que fumes un cigarro para poder platicar contigo? Una situación inesperada, como reprobar un examen o meterse en líos puede generarte tanto estrés que puedes reaccionar de manera impulsiva a través de gritos o castigos y después arrepentirte. Esto tus hijos lo asocian al hecho de que no has fumado en un periodo considerable y te encuentras irritable, por lo que comienzan a esperar el momento preciso. Lo triste será cuando no puedas convencerlos de que el cigarro era el causante de tu mal humor porque pensarán que solamente te estás justificando.
Si yo fumo, ¿mis hijos harán lo mismo?
Es sencillo: si tú puedes dejar de fumar, tus hijos sabrán que el cigarro jamás gana la guerra. Los adolescentes, por lo general, son los más difíciles de convencer, no porque crean que dejar el cigarro será imposible, sino porque no consideran que están enganchados o porque creen que podrán dejarlo antes de llegar más lejos en el consumo del tabaco.
Recuerda que todos los niños, adolescentes y jóvenes odian el aroma y sabor del tabaco hasta que lo prueban. Debes estar pendiente de las influencias que tienen, como sus amigos o pareja e incluso tú mismo y actuar rápido. Sé consciente de que ellos saben que fumar no es sano, pero que un sólo cigarro “no hará daño”. Si los ayudas a superar esta trampa, evitarás que caigan en adicciones más fuertes.
Pero sobre todo, si los ayudas a ver que es posible dejar de fumar y te conviertes en el vivo ejemplo de eso, estarás dando a tus hijos el ejemplo adecuado. Sí es posible vivir sin fumar.