Dejar de fumar

El Olfato y El Fumar

No es ningún secreto que de todos los sistemas del cuerpo que son afectados por el cigarro (y la verdad es que todos lo son) no hay uno que sea más golpeado que el sistema respiratorio. Es aquí donde todo el golpe inicial de la nicotina y de los químicos contenidos en cada cigarrillo hacen su primera intrusión en el cuerpo y claro está, mientras esta ola nociva va avanzando va dejando partes de ella en todo lo que toca y en todo lugar por el que transita.
Dejar de fumar

Y una de esas áreas es precisamente la nariz, y es cuando se devuelve el humo inhalado o se expele el exceso de humo. Aquí inicia el problema, entendamos que ese humo contiene mucho, pero mucho más de lo que creemos ver, no es solo un gas, es una combinación de gas, partículas, hollín, restos de tabaco y papel quemado, solo para ir comenzando. Claro, esto no lo vemos y tampoco lo percibimos pero está allí. El problema es que a mas tiempo pasa mas graves son los daños, y es precisamente de uno de ellos que queremos hablar hoy, del sentido del olfato y de los daños graves provocados por el continuado uso del cigarro y no tomar la decisión de dejar de fumar.

DEJAR DE FUMAR O DEJAR DE SABOREAR, LA DECISIÓN ES TUYA

Si un fumador pudiera ver de forma ampliada todo lo que hay contenido en cada bocanada de humo que inhala y exhala cuando fuma seguramente dejaría de fumar en el acto. Porque aquello que no ve es lo que causa el problema con su sentido del olfato. Pero entendamos como funciona. En la nariz y como núcleo del sistema olfativo existe una glándula llamada pituitaria la cual es extremadamente sensible y que por funcionamiento normal bloquea la percepción de olores cuando esta se ve saturada de una misma sustancia por un tiempo demasiado prolongado, de ahí que cuando percibimos un olor desagradable este permanece activo, por así decir, por un tiempo y luego, aunque siga existiendo, dejamos de percibirlo.
Dejar de fumar

Por otro lado, tenemos lo referente a la percepción del sabor con la que todo contamos, lo que muchos desconocen es que este proceso resulta de la combinación entre el sentido del olfato y el sentido del gusto, y si uno de los dos no está bien, nuestra percepción del sabor se ve gravemente disminuida. La mejor forma de darse cuenta de esto es cuando nos resfriamos pues nada de lo que comemos pareciera tener el sabor de costumbre o peor aun el sabor de costumbre.

Es en este punto cuando entra en juego el no dejar de fumar. Porque ese ataque constante que llevamos a cabo contra la glándula pituitaria hace que esta se mantenga constantemente bloqueada (porque podemos decir con certeza que si continuamente estuviéramos sintiendo del aroma del tabaco, de la ceniza y del hollín que inhalamos es poco probable que podamos estar fumando más de un día. Debemos recordar que cuando esta glándula deja de funcionar comenzamos a percibir menos el sabor y olor de la comida.

Esa es la razón fundamental por la que un fumador no come a gusto, porque su mismo vicio le impide poder hacerlo a gusto y se convierte además en el primer efecto positivo al dejar el cigarro, porque lo primero que el ex-fumador percibe es que olores y sabores se vuelven mas intensos día con día.

Si, sin duda alguna este es un buen motivo para buscar un método ordenado, sintetizado y comprobado para ser libre y feliz de una vez por todas, que esperas? el momento de tomar esa decisión de vida es hoy y es ahora.