Dejar de fumar

La historia de Allen Carr

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Durante todo este tiempo hemos hablado acerca de fumar, sus consecuencias y la calidad de vida que podrías tener al dejar de fumar. A estas alturas, quizá estés preguntándote quién es la persona detrás de este giro que has decidido darle a tu vida. ¿Psicólogo, médico, motivador, coach? ¿Qué me dirías si te revelo que es alguien que solía fumar sesenta cigarros diarios y por ello tuvo problemas bastantes fuertes en su vida personal? ¿Me creerías? Esta es la historia del fundador de este maravilloso movimiento para dejar atrás la nicotina: Allen Carr.

Allen Carr, fumador empedernido

El hombre que demostró que no hay imposibles se recibió como contador público en 1958 y en verdad era exitoso, todo lo que tocaba se convertía en oro y estaba casado con Joyce Carr. Todo parecía ser perfecto en su vida, pero Allen solía fumar demasiados cigarros al día, llegando a declarar que solía consumir cien en un mal día durante 33 años. Su esposa estaba preocupada por él y por su salud, que se veía deteriorada con cada calada: tenía dolores permanentes de cabeza, tos constante y en general, trataba de convencerse de que lograría dejar el cigarro cuando quisiera. Al no ser así, Joyce lo envío con un hipnoterapeuta a pesar de la idea de Allen Carr de que nadie podría hacerlo abandonar el cigarro. Como podrás imaginar, con el paso del tiempo el carácter de Allen se volvió muy difícil. ¿Te suena familiar?

Con un entorno familiar tan tenso, Allen se dio cuenta de que tenía que modificar su vida ya, que el cigarro estaba robándole lo que más apreciaba: sus relaciones personales y su salud, así que se preguntó “¿cómo dejar de fumar?”. Tal vez pienses que con tal cantidad de cigarros diarios y con una vida exitosa sería un suplicio para él dejar lo que por años lo acompañó en sus momentos felices, difíciles y de estrés. La verdad es que no, un día simplemente decidió abandonar la nicotina y retomar su vida ya sin la sombra, sin el monstruo de la dependencia.

En menos de 30 años, su organización creció desde sus humildes inicios en la casa de Allen Carr hasta convertirse en un fenómeno global con operaciones y actividad en más de 50 países alrededor del mundo. Lamentablemente, Allen falleció el 29 de noviembre de 2006, después de ser diagnosticado con cáncer de pulmón en el verano del mismo año, quizá tantos años ayudando a los demás contribuyeron a su enfermedad; sin embargo, él la consideraba un precio mínimo a comparación con los millones de personas a quienes tuvo la oportunidad de ayudar.

¿Cómo lo logró?

Allen siempre ha dicho que no debes padecer el dejar de fumar sino disfrutarlo. Debes comenzar con una sensación de euforia, de ser invencible, de sanarte de una enfermedad terrible. Otra cosa: ¡no dejes el cigarro por nadie que no seas tú! Allen creía firmemente en que ser libre era la felicidad y que lo único que podía pasarte al abandonar el hábito de fumar era mejorar tu vida y empezar a ganar, no más. Se preguntó qué hacía el cigarro por él, si realmente lo disfrutaba y si en verdad debía intoxicar su organismo con nicotina  y otros componentes químicos. Sus respuestas fueron negativas y consiguió dejarlo para ayudar a otros que, como él, ya se habían dado cuenta que no querían más cigarros en su vida pero no sabían cuál era el camino correcto: el de disfrutar la vida y ser libre de la esclavitud del cigarro.  

Poco antes de su muerte, Allen decía: “desde que fumé mi último cigarro hace 23 años, he sido el hombre más feliz del planeta y todavía me siento igual el día de hoy”.