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¿Qué tan fácil es Dejar de Fumar?

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Bien, comencemos por entender que dejar de fumar es un proceso, no es algo que se logre de un día para el siguiente. Estamos hablando de una adicción, de un hábito que se ha ido incrementando durante un periodo determinado de tiempo, quizá se empezó con un cigarrillo al día y hoy ha llegado a una cajetilla al día o más. Por eso debemos entender que no es algo sencillo.

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Sin embargo no debemos dejar a un lado un elemento clave: la voluntad del interesado o interesada. Nada de lo que se pueda hacer para lograr que alguien deje el tabaco funciona sin que la persona afectada tenga el deseo de dejarlo. No existe ni forma ni método que haga que alguien deje una adicción, no importa cual esta sea, si en primer lugar no existe el deseo y la determinación de hacerlo. Eso es un hecho incontestable.

SI QUIERES, PUEDES DEJAR DE FUMAR

Por eso el título anterior, si se quiere, si, se puede dejar de fumar. Sin embargo tiene que ser de una forma ordenada, siguiendo un proceso que le permita al fumador o fumadora no solo ir avanzando sino también ver un progreso que lo anime a seguir adelante, y que también tenga el entendimiento que podrá haber tropiezos pero que igual podrá llegar a la meta.

Esto desde luego también involucra al entorno inmediato de la persona, no es un trabajo solitario, esto debe quedar muy claro, el interesado en dejar el tabaco debe contar con gente que este de su parte, que siga paso a paso el camino a su lado y lo apoye en los posibles tropiezos que puedan haber, de esta manera se logrará el objetivo primordial.

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Pero retomemos el título de nuestro artículo ¿Qué tan fácil es dejar de fumar? Bueno, no es fácil, es un proceso. Es un camino a seguir. Entendamos que una persona que fuma no llegó al nivel al que lo hace en el momento presente de un día para otro, también fue un proceso. Y de la misma forma en que se llegó, se tiene que dejar. Y esto implica decisiones fuertes en todos los sentidos. Decisiones que pueden implicar un cambio a nivel social. Por ejemplo, si la persona acostumbra socializar con personas que fuman, un paso critico en el proceso es alejarse de ese grupo.

Incluso cambiar los lugares a los que se frecuenta puede ser necesario si en aquellos existe el riesgo de que se consuma tabaco. Esto es especialmente cierto en los inicios del proceso donde aún no se ha trabajado en la voluntad para alejarse del tabaco. Entendamos que al principio el primer escollo a vencer es el síndrome de abstinencia que se caracteriza por la ansiedad que la falta de nicotina en el cuerpo llega a causar.

También es necesario entender que si, habrá tropiezos, es posible que el fumador recaiga y durante el proceso fume, y es ahí donde el círculo inmediato tiene que entrar en acción para que comprenda que eso es parte incluso del proceso y que no significa que haya fracasado, solo que tiene que seguir trabajando y seguir adelante.

Dejar el tabaco es un proceso, un proceso que lleva tiempo, pero que si se empieza con la decisión de lograrlo, llegará a buen puerto y la persona podrá disfrutar de una vida sana, larga y feliz libre de la nicotina.