Dejar el cigarro

¿Dejar el cigarro por un ser querido?

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Dejar el cigarro Todos tenemos afectos que cuidamos y por los que haríamos cualquier cosa. Queremos que todas nuestras relaciones se encuentren bien y queremos mantenerlas tranquilas y seguras. Seguramente, más de una vez has escuchado la frase: “por favor, tienes que dejar el cigarro, hazlo por mí”. ¿Estoy en lo correcto? En ese momento, quisieras asegurarle a esa persona que sí, que lo harás, que buscarás liberarte de la nicotina por ella. Por algunos días estás bien y logras vencer la tentación de sacar un cigarro de su cajetilla; sin embargo, al pasar el tiempo sientes que hay algo que no está bien y comienzas a pensar en que estás sacrificándote. La verdad es que tienes que empezar a ser egoísta en esta decisión: tienes que hacerlo por ti y por nadie más.
¿Por qué mis seres queridos no deben influir en mi decisión de dejar de fumar?

En primer lugar, aunque tus familiares y amigos quieran lo mejor para ti, ellos no se encuentran en tu situación. Si ellos no fuman, difícilmente comprenderán el grado de ansiedad que te genera dejar de fumar de golpe. En segundo lugar, no tienes razones para cargar con todo el peso del estrés y mal humor que sientes cuando por presión de los demás dejas algo que disfrutas. No quiero decir que el cigarro es bueno o que no es nocivo para tu salud, sino que no es muy saludable que los demás influyan en tus decisiones de mejorar tu calidad de vida. Por ejemplo, una persona que decide dejar las grasas es porque seguramente tiende a la obesidad o a enfermedades cardiovasculares y no quiere pasar por un mal rato en el hospital; es decir, lo hace por él. Lo mismo sucede contigo: si vas a prescindir del cigarro, que no sea por demostrarle a los demás que puedes dejarlo cuando quieras; de esta manera, lo único que conseguirás será aumentar el sentimiento de sacrificio, lo que hará que el cigarro tenga más valor en tu mente.

La única ventaja de estos pactos con alguien más es que eliminarán tu tentación durante parte del día. Sin embargo, estas peticiones terminan en fracaso por tres factores:

1. El incentivo es falso. Por más que quieras dejarlo, si no estás preparado para hacerlo, un pacto solamente aumentará tus ganas de fumar y te convertirás en un fumador secreto, aumentando tu sensación de dependencia a la nicotina.

2. El principio de la “manzana podrida”. Al utilizar tu fuerza de voluntad, esperas que mágicamente pasen tus ganas de fumar; si cedes a la tentación, te sientes un fracasado.

3. Compartir el crédito. Cuando dejas de fumar por ti, obtienes la sensación de haber conseguido algo muy importante y los ánimos de tus seres queridos te ayudan mucho los primeros días. En cambio, al hacer un pacto con varias personas, el crédito tiene que compartirse y el impulso se reduce.

Recuerda que dejar el cigarro es una decisión tuya, tú tienes que estar convencido de que seguir fumando solamente es un castigo para ti y que no te reporta ningún beneficio.