Nicotina

La relación entre el cigarro y la depresión

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La depresión es un trastorno mental que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, siendo una de las principales causas de discapacidad y que suele afectar más al sector femenino de la población. Es muy distinta de las variaciones emocionales normales, es decir, de las situaciones que afectan nuestras actividades cotidianas y quienes la padecen. Los cambios repentinos en el estado de ánimo, las alteraciones del sueño, el aumento o disminución del apetito, la pérdida de energía y la baja autoestima son una constante para quienes padecen esta enfermedad, como la ha catalogado la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El cigarro como aliado de la depresión

Como se ha manejado en artículos anteriores, la nicotina llega rápidamente al cerebro y crea una adicción tan fuerte que quienes fuman se convencen de que jamás podrían dejar el cigarro.  Cuando alguien está deprimido, lo normal es que busque algo que le genere una sensación de seguridad y que le ayude a tener la certeza de que todo estará bien. Los cigarros son esa solución al conseguirse en cualquier establecimiento y a un precio relativamente razonable; como a todos, la primera bocanada les sabe terrible, pero continúan fumando por creer que sin él su mundo se derrumbaría en segundos.

Este miedo aumenta con la sensación de pánico que sufren cuando ya es tarde en la noche o se encuentran en una situación difícil y se descubren con una cantidad baja de cigarros. Aquí es donde hace su aparición el miedo psicológico de la dependencia: “¡no voy a sobrevivir sin mis cigarros!”. Obviamente, la imagen de quedarse sin lo que brinda seguridad crea en la persona imágenes de abandono, de dependencia hacia los demás. Hay quienes simplemente se relajan con la idea de tener sus cigarros a la mano, con la idea de que hay algo con que relajarse, tranquilizarse y estar bien.

Si fumo, ¿tendré depresión?

“Mente sana en cuerpo sano”, reza un dicho popular y no existe frase más fuerte y poderosa que esta. La verdad es que fumar tiende a aumentar el aburrimiento de forma directa, te hace sentir cansado y sin energía, lo que te llevará directamente al sedentarismo. Además de los problemas de salud que fumar acarrea, la nicotina te quita las ganas de hacer algo dinámico y por eso te dan esas inmensas ganas de sentarte a fumar mientras te aburres como una ostra.

Algo que debes recordar es que un problema no resuelto a tiempo trae otros más adelante; por ejemplo, al fumar y eliminar las actividades físicas de tu agenda, estás caminando directo al sedentarismo y sus consecuencias: obesidad, problemas cardiacos y de presión e incluso cáncer. El que fumes quiere decir que te da miedo dejarlo porque crees que vas a abandonar esa sensación de seguridad que te brinda.

Te puedo asegurar que no hay actividad más aburrida e insegura en esta vida que encender un cigarro tras otro cada día, todo el mes, todo el año. Si comienzas a depender de la nicotina para realizar tus actividades y para forjar tus relaciones personales, en algún punto comenzarás a sentir los síntomas de la depresión por no considerarte lo suficientemente fuerte para decir “¡basta!”.